Busca un buen trabajo y que sea para toda la vida, es o era el consejo de la familia. Sacar unas oposiciones o buscar una empresa que permita tener un sueldo de los que jubilan sin sobresaltos a su afortunado beneficiario. Esa era la idea, pero ya no cuaja. Aquello pasó. Nuestras madres no sabían de primas de riesgo ni de reformas laborales ni de índices de desempleo. El empleado fijo desaparece y gana peso el perfil del profesional independiente, aquel que proporciona un servicio de calidad a varias compañías al mismo tiempo y que cobra sus honorarios de manera más o menos regular a través de una factura. Aunque el trabajo fijo seguirá existiendo, sobre todo asociado a empleos en las administraciones públicas, hasta los sindicatos se han dado cuenta que la fiesta del despilfarro ha terminado y toca empezar a mirar con lupa los gastos. Y eso incluye el capítulo de recursos humanos.

Mucho de estos profesionales independientes estuvieron esperando como agua de mayo la ley de emprendedores anunciada por el gobierno. Esta ley se convierte en una oportunidad para muchos ya que hace del autoempleo una opción real, una alternativa real para poder desarrollar una carrera profesional. En la actualidad ser autónomo en España supone asumir demasiados riesgos. Tanto que a muchos les compensa estar fuera de la ley y entregarse a los brazos de la economía sumergida. Porque digan lo que digan, la supervivencia, el comer y el techo de la familia, está antes que cualquier normativa. Todos sabemos la cantidad de ideas y experiencias que atesoran los autónomos. Solamente es necesario allanarles el camino para que generen empresas, recursos y puestos de trabajo.

Todos los que han sido autónomos o empresarios saben la odisea que supone tener que lidiar con el papeleo y la burocracia de las administraciones públicas a poco que quieras optar a algo de ayuda o subvención. Habría que simplificar toda esta maquinaria que no sirve sino para consumir tiempo y esfuerzo del emprendedor. ¿Cuantos desempleados se darían de alta como autónomos si pudieran disponer de una moratoria en su prestación que les permitiera establecerse en el mercado? ¿Cuántos subsidios podrían convertirse en salarios temporales que sirvieran para ese desierto inicial que cruza todo autónomo? ¿Cuantos de ellos se convertirían en emprendedores de éxito en un par de meses y no sólo dejarían de lastrar al sistema con su prestación, sino que generarían tejido empresarial y oportunidades de trabajo para otros?

Solamente como dato, en Reino Unido puedes empezar a facturar como empresa en 3 horas y por 71 euros. En Marruecos hay mayor flexibilidad para crear una empresa que aún en España. Esto es lo poco que le falta al futuro autónomo español para empezar a generar riqueza.

Fuente de la imagen: MundoDiario.com.

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