Trata de imaginar esta situación. Imagina que te ofrecen una oportunidad laboral y profesional distinta, a priori, disonante, un puesto de trabajo en una compañía donde las condiciones son otras.

  • Cobras el sueldo base, pero vas a un porcentaje de los beneficios de la empresa, proporcional a tu responsabilidad (no jerárquica, sino funcional y productiva). Por lo que si la empresa prospera, cobrarás más que la mayoría de los trabajadores de tu sector.
  • El éxito de la compañía se basa en la motivación, el talento, la creatividad y la profesionalidad del personal. Su mayor inversión es el capital humano.
  • Se da la misma importancia en las instalaciones donde desempeñas tus funciones a las zonas propias de trabajo como a las zonas de descanso, inspiración y, por qué no, diversión.
  • Trabajas por objetivos y no tienes ningún tipo de horario. Vas cuando lo consideras y tienes a tu disposición todo tipo de herramientas online y de teletrabajo. Tu única obligación es asistir a una reunión semanal de coordinación y puesta al día.
  • No hay organigrama. La compañía se organiza en células operativas donde hay un “líder” que organiza el trabajo por cada una de ellas y todos los trabajadores del grupo son iguales en derechos y deberes.
  • Por votación, en cada grupo se puede «nominar» a algón trabajador que genere mal ambiente en el trabajo, que no rinda lo suficiente o que sea un lastre para el conjunto. Este trabajador podría cambiar de grupo o bien salir de la compañía. Esta regla puede afectar al propio líder del grupo.
  • No existe ningún tipo de indemnización por despido.

¿Aceptarías estas condiciones? ¿Y si las empresas del futuro se dirigieran a este modelo? ¿Funcionaría? ¿Podría ser este el modelo funcional de la nueva empresa 3.0?

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